¡Y qué saco de los buenos deseos!
Nos cuentan ideas que nos parecen tan tan originales que merecen ser contadas y publicadas. Hoy nos ha llegado el siguiente caso de una familia que ya tiene sus sacos de regalos. Pues bien, uno de ellos es genérico para toda la familia. Es su saco de «Los buenos deseos» Ya lo tienen junto al árbol, y a partir del 1 de diciembre hasta el 31 van ha rellenándolo de papeles con sus mejores deseos navideños y para el próximo año. También ponen bolsas de «chuches». En la comida familiar que tienen el día 1 de enero los leerán y los tendrán en cuenta para todo el año. Nos ha parecido espectacular y muy muy de FROMNORTHPOLE!!!!.
Da que pensar los buenos deseos, son minutos que dedicas a una persona próxima a ti y piensas en qué puede gustarle qué puede venirle bien para empezar el próximo año. Estas «sentadas» de reflexión son muy terapéuticas. Nos dedicamos íntegramente a un ser querido y nos centramos en él, poniéndonos en su piel con una empatía muy próxima. Este acto nos llena por dentro y nos enriquece. ¿Lo practicamos? ¿Te has parado a pensar cuántos buenos deseos escribirías? ¿Te viene a la cabeza mucha gente? ¿A cuántas personas les dedicarías buenos deseos desde el corazón?
Un buen ejercicio, ¿verdad? Además, el hecho de escribirlo hace que sea más cercano, que se materialice ese buen pensamiento hacia otra persona. Desde aquí, imaginamos el momento en que esta familia saque los papeles del saco y los vaya leyendo uno a uno el familiar. Todos reunidos escuchando cómo se personaliza un escrito un buen pensamiento para cada uno de ellos. Tiene que ser emocionante, ¿verdad? A más de uno se la habrá caído alguna lágrima. De la emoción, claro. 😉
Tomamos nota, y lo pondremos en práctica. Una vez más, ¡Feliz Navidad a todos!